Marc Capel y su banda presentaron “Biomasa” con un concierto breve pero impecable. Recorrieron la mayor parte del CD y, además, estrenaron temas, que incursionan en terrenos aún más ambiciosos. Uno de ellos, “Tres preludios clínicos para un hombre perro” -casi un homenaje a Satie-, suena tan complicado y lúdico como lo anticipa su ocurrente título. Sin embargo, en Planeta Imaginario no encontramos esa pedantería tantas veces criticada a las bandas progresivas; lo suyo es una apuesta por el ingenio sonoro y por la complejidad en cuanto travesura formal, sin arrogancia ni virtuosismo desmedido.
Este ensamble de ocho músicos ejecutó con fidelidad sus estructuradas composiciones; la sección de vientos se permitió cierta soltura improvisatoria, con momentos cercanos al free jazz. Fue intachable el trabajo del nuevo guitarrista, y sus intervenciones, pulcras y medidas, con escasa distorsión y acento en lo melódico. La base rítmica exhibió buen gusto y sentido orquestal en las instancias más reposadas y, a la vez, estuvo a la altura de las circunstancias cuando en coyunturas de alto voltaje instrumental, se requerió soporte sólido y eficaz, como en la porción intermedia de “La caja negra”. En este tema, ya todo un clásico, los teclados dejaron a un lado el usual trabajo armónico y contrapuntístico y se embarcaron en un encendido vuelo psicodélico digno de Gong.
Otro tema destacable -el que más me gusta de “Biomasa”- fue “Trastornos ópticos del oso bipolar” (otro hallazgo literario), con el que finalizaron la actuación. Capel lo anunció, con su habitual comicidad, como “nuestro tema más popero”!!!. Unos riffs reminiscentes del “Lying and Gracing” de Hatfield and the North dan inicio a una composición caleidoscópica de 10 minutos de duración, en la que sobrevuela cierta oscuridad crimsoniana, mezclada por momentos con buenas dosis de humor. Fue un cierre apropiado como muestra del mejor progresivo catalán.